El viajero se adentra en la quinta jornada de su Ruta flamenca, después de haber vivido cuatro apasionantes jornadas de Arte.

Por las calles de San Fernando, respirando  aromas de mar y sal, el viajero camina por la ciudad moderna de hoy, o por las callejuelas del modesto barrio conocido como “Las Callecitas”, imaginando a un Camarón niño, delgado, nervioso y rubito, correteando por aquellos rincones camino de la fragua en la que trabajaba su padre.

José Monge Cruz, aquel niño enjuto y curioso, escuchó mucho cante en el hogar paterno, en el que el flamenco más auténtico estaba siempre presente. Aún  niño, al morir su padre, siendo el penúltimo de ocho hermanos, encontró una forma de aportar alguna ayuda a su familia cantando por las tardes en la Venta de Vargas. Así comenzó su carrera, así nació Camarón de la Isla, el mejor cantaor de Flamenco contemporáneo y una de las figuras más importantes de la historia del Flamenco.

El viajero se recrea en la historia del genio visitando el museo dedicado a su figura, un edificio de nueva construcción situado junto a la célebre Venta de Vargas. Y es precisamente en esta Venta donde el viajero disfruta del almuerzo que cierra el recorrido de la jornada y de la Ruta, para sumergirse después en el ritual que ya le es familiar de la Fiesta Flamenca.


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