Decir Sevilla es decir historia, belleza, cultura, arte, grandiosidad…

La capital de Andalucía representa como ninguna, entre otras ciudades de esta tierra tan especial, el más perfecto exponente de uno de los más insólitos y profundos encuentros de civilizaciones, razas y culturas que se hayan producido a lo largo de los siglos. Toda una amalgama fundida en el crisol del tiempo, que nos permite hoy disfrutar de una de las ciudades más hermosas del mundo.

Sevilla, siempre acogedora, abre sus brazos de par en par al visitante. Tanto por sus intrincadas calles de la ciudad antigua o por sus espaciosas avenidas, por sus frondosos parques y jardines o por su gran río, todo transpira y transmite arte en una gran diversidad. Y cuando nos referimos al esplendor del arte de Sevilla, el más emblemático de todos ellos, el más profundo y emocional es el Arte Flamenco.

Sevilla es una de las cunas fundamentales del Flamenco, una cultura musical que va mucho más allá de lo puramente estético para convertirse en una forma de vivir, de sentir y de expresar la realidad, su pasado y su presente.

Tras respirar el aire de Sevilla, deleitarse ante la multitud de sensaciones y vivencias que la ciudad ofrece, el viajero encuentra su mayor fundamento en la experiencia de Vivir el Flamenco. Después de visitar uno de los maravillosos palacios que existen en la ciudad y degustar una amplia selección de la cocina tradicional sevillana, en ese entorno irrepetible, vivimos una velada única, participando con total cercanía en un auténtico Ritual Flamenco, en el que un escogido grupo de artistas locales vuelcan todo su arte, creando la magia y la pasión de una verdadera Fiesta Flamenca familiar e íntima.

 

 

 

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